Ya en 1971, como apéndice a su libro sobre Bioética, condensó en un Credo, semejante al Juramento de Hipócrates, las creencias que debía profesar, y los compromisos fundamentales que debía asumir todo bioeticista, como persona individual. No dudo de que su reproducción en esta columna de orientación llevará un mensaje de fe y de esperanza para todo lector que se quiera unir a esta cruzada universal por la supervivencia de la humanidad, meta y aspiración suprema de la Bioética.
Un credo bioético, para individuos 1. Acto de fe: Creo en la necesidad de una acción inmediata que remedie un mundo asediado por tanta clase de problemas.
Compromiso: Me comprometo a trabajar, juntamente con otros, por mejorar la formulación de mis creencias y desarrollar otros credos, semejantes a este; y por unirme en un movimiento mundial que haga posibles la supervivencia y un desarrollo más provechoso de la humanidad, en armonía con el medio ambiente natural.
2. Acto de fe: Creo que la supervivencia y el desarrollo de la humanidad, tanto a nivel cultural como biológico, se encuentra fuertemente condicionado por las actividades y programas actuales del hombre.
Compromiso: Prometo vivir mi propia vida, e influir en la de los demás, de tal suerte que promueva el desarrollo de un mundo mejor para las futuras generaciones, y trate de evitar acciones que pongan en peligro su futuro.
3. Acto de fe: Acepto el carácter único de cada ser humano, pero estoy convencido de la necesidad de contribuir apasionadamente por la elaboración de una unidad de sociedad mejor (que el individuo) y en cierto modo, más grande, de forma tal que esté de acuerdo con las necesidades, a largo plazo, de la sociedad.
Compromiso: Por tanto, prometo prestar atención a los puntos de vista sensatos de otros, sean ellos mayoría o minoría; y reconozco la importancia de un compromiso apasionado para producir acciones eficaces.
4. Acto de fe: Acepto el carácter inevitable de ciertos sufrimientos humanos que resultan forzosamente del desorden natural de los seres sencibles y del mundo físico. Pero no aceptaré pasivamente los sufrimientos que provengan de la pasión inhumana del hombre contra el hombre.
Compromiso: Por tanto, prometo hacerles frente a mis problemas con dignidad y coraje; y trabajar por ayudar a mis amigos, los hombres, cuando se sientan agobiados; trataré de alcanzar la meta (utópica) de eliminar el sufrimiento inútil que padece la humanidad, considerada como un todo.
5. Acto de fe: Creo y acepto el carácter definitivo de la muerte, como parte necesaria de la vida. Confieso mi veneración por la vida; mi creencia en la fraternidad de todos los hombres; y el convencimiento de que tengo una obligación con las futuras generaciones.
Compromiso: Por tanto, me comprometo a vivir de tal manera que haga bien a la vida de mis amigos, los hombres, presentes y futuros; y que sea recordado favorablemente por aquellos que me sobrevivan.
Resumiendo: La Bioética, tal como la concibió Van R. Potter desde sus comienzos está fundamentada sobre una fe apasionada en la vida, en todos los seres vivos, en el hombre y en su entorno; se trata de una fe práctica, una fe comprometida, es decir, una fe en el hombre y su crisis actual, de la que brota una serie de compromisos fundamentales y comunes a todos, que propician acciones inmediatas en pro de la supervivencia del hombre.
De esta fe y de estos compromisos no se puede eximir usted, estimado lector.
- Publicación
- eltiempo.com
- Sección
- Editorial - opinión
- Fecha de publicación
- 19 de noviembre de 1995
- Autor
- ALFONSO LLANO ESCOBAR, S. J.
- Fuente: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-459357
No hay comentarios:
Publicar un comentario